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Foto del escritorJuan K LiBre

¡Larga vida a los emojis!

Este año Volvo, la marca sueca de automóviles de lujo, lanza los ‘safemojis´; emojis con un importante mensaje de seguridad. 

De acuerdo con Brandwatch cada mes, en promedio, se publican 250 millones de ‘emojis’. Un sonriente diablillo morado, una bailarina en un traje rojo o el hocico de un cerdo, son solo tres de las cientas de pequeñas representaciones pictóricas que se han vuelto indispensables en nuestros chats.


La importancia de estos pequeños íconos es tal que - además de tener un día de celebración propia- en 2015 el Oxford Dictionary no eligió una ‘palabra’ como la palabra del año; en esa insólita ocasión, el más completo y reconocido diccionario de la lengua inglesa, decidió que el reconocimiento sería para un emoji: ‘Face with tears of joy’ (cara con lágrimas de alegría).

Pero, ¿Son los emojis una forma de comunicación surgida en el mundo digital?. Para algunos lingüistas la respuesta puede remontarse al paleolítico, donde nuestros antepasados plasmaron en cavernas de todo el mundo un lenguaje abstracto y universal, lo que hoy se conoce como arte rupestre que, según la antropóloga Genevieve von Petzinger,  podrían considerarse una especie de ‘emojis’ prehistóricos.  

Tal vez, fue esa conexión con el pensamiento abstracto de nuestros antepasados paleolíticos, lo que, en 1999, inspiró al diseñador japonés Shigetaka Kurita a crear los primeros 176 emojis de la historia para la compañía de telefonía NTT DoCoMo. De hecho, el concepto Emoji es una versión anglicanizada de las palabras japonesas ‘e’ (imagen) y ‘moji’ (letra o carácter).

Tal ha sido la popularidad de los emojis en la era digital, que desde el 2014 se instauró el Día mundial del emoji que cada año se celebra el 17 de julio. Según el Emoji Trend Report de Adobe de 2019, el 65 % de las personas prefieren usar un emoji para expresar sus emociones en vez de hacer una llamada telefónica. Incluso, existe una ‘Emojipedia’ fundada por el australiano Jeremy Burge, considerado como una autoridad internacional en el tema.

Ahora, han evolucionado al punto de que las empresas comienzan a utilizarlas para transmitir mensajes poderosos. Ese es el caso de Volvo, la empresa sueca de automóviles, que ante el inminente inicio de una “nueva normalidad” y pensando siempre en la seguridad de las personas ha creado los ‘safemojis’, íconos creados para cuidar de todos a tu alrededor y recordarles la importancia de los protocolos de bioseguridad dentro y fuera de tu vehículo.

A los emojis que ya conocemos se suman los Safemojis de Volvo, que llegan a recordarnos los pasos a seguir para mantenernos seguros antes, durante y después de un viaje en carro. Usar tapabocas, lavarse las manos, cubrirse con el antebrazo al toser y usar antibacterial son algunas de las medidas de seguridad que la marca, pensando en el bienestar de las personas, ha transformado a este popular lenguaje digital.

Estos ‘safemojis’ estarán disponibles al público a partir de hoy y podràn descargarse a través de la página web: https://www.volvocars.com/co/ads/safemojis La empresa espera que el lenguaje que hace tanto tiempo crearon nuestros antepasados para comunicarse y evolucionar hoy sirva para cambiar la mentalidad de las personas de una manera positiva y en la que prime el cuidado propio y de los demás.

Para Volvo la seguridad de las personas es un objetivo que trasciende las barreras de marcas y ventas, por eso con los Safemojis hace la invitación a sus competidores en el mercado a sumarse a esta iniciativa usando estos íconos en sus comunicaciones y entre todos invitar al cuidado y tener todas las precauciones  a bordo de un vehículo. La marca sueca siempre ha tenido la seguridad de todos los usuarios; en 1959 introdujo el cinturón de seguridad de tres puntos y tan solo tres años después, en 1961, liberó la patente para que todas las marcas de carros pudieran acceder a este invento que ha salvado millones de vidas.

Este es tan solo un ejemplo de cómo, los emojis, al igual que el lenguaje, seguirán cambiando y evolucionando según avancen los tiempos, adaptándose incluso a momentos como el actual donde el cuidado y el distanciamiento social son la regla.

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