Los edificios inteligentes suponen un paso en el desarrollo de ciudades inteligentes. Nuestros entornos de trabajo, sedes administrativas o lugares de residencia integran las nuevas tecnologías y conectan con sus residentes y su ciudad en la que suponen una apuesta por la sostenibilidad y la eficiencia.
Las características más importantes que debe cumplir un edificio inteligente son: eficiencia energética, seguridad, facilidad de acceso y comodidad para las personas que residan o utilicen sus instalaciones. En los últimos años, estas tecnologías han experimentado una importante evolución y, gracias a esto, los edificios pueden ser utilizados para aportar a una ciudad que no solo sea inteligente sino a la vez más dinámica y eficiente.
La tecnología por sí sola no hace inteligentes a las ciudades. Hay que saber utilizarla y poder adaptarse a los cambios esenciales que vienen con ella. Cada actor tiene un papel que desempeñar, y si se logra construir la ciudad del futuro, siempre habrá algo que ofrecer desde lo privado para aportar a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que habitan en las grandes ciudades.
“Desde la industria tecnológica podemos ser agentes de cambio, promotores en el desarrollo de herramientas que permitan avanzar hacia la sostenibilidad de las ciudades. Estas soluciones tecnológicas ofrecen posibilidades muy relevantes sobre la forma de obtener y analizar datos de cómo consumimos, el impacto que genera en nuestro entorno más cercano y la conectividad de servicios y bienes para todos”, afirma Daniel Orduz, Gerente de Edificios Inteligentes Colombia.
Los elementos más importantes dentro de los edificios inteligentes, que aportan a las ciudades inteligentes, son:
Conectividad: Como todo lo que se integra en las ciudades inteligentes, los edificios inteligentes apuestan por una conectividad total con sus residentes y con la ciudad en la que se integran, posibilitando la unión de servicios y recolección de datos los cuales sirven para mejorar el bienestar de la ciudadanía.
Eficiencia energética: Las ciudades inteligentes apuestan por modelos de sostenibilidad energética y una gestión automatizada de los recursos que no serían posibles sin la presencia de este tipo de tecnologías que los edificios inteligentes ofrecen.
Seguridad: A través de tecnologías como sensores y cámaras se logran, no sólo la administración del espacio en tiempo real y la seguridad pública, sino también el monitoreo permanente a la salud estructural de los edificios, para consolidar la conectividad del servicio de respuesta inmediata y así reforzar la protección de las personas.
Accesibilidad: En un futuro inmediato, las construcciones apostarán por una integración total de las soluciones de domótica, de elementos estructurales y de diseño para conseguir el reto de edificios 100% accesibles y habitables para cualquier persona. De la misma manera, su integración en el conjunto de la ciudad debe apostar por la accesibilidad en las entradas y salidas, así como la total conexión con las opciones de movilidad de la Smart City en la que se localiza.
“Para que las ventajas de una ciudad inteligente puedan hacerse realidad es necesario el desarrollo de un lenguaje común entre todos los edificios y estructuras que la componen y, con esto, coordinar y fortalecer todos los procesos y la vida cotidiana de sus habitantes. La conectividad está hoy en cualquier lugar y es un momento único para aprovechar la tecnología y mejorar nuestro día a día”, concluye Orduz.
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